miércoles, 9 de enero de 2013

Capítulo 1: Parte 1: La suerte cambió



Era la noche de San Juan, el viento sacudía las persianas y el fuego de las hogueras alumbraba levemente la ciudad. Los niños tarareaban suaves melodías mientras saltaban orgullosos unas ramillas incendiadas. Las sombras se cruzaban y las voces se mezclaban desde la ventana de mi habitación, y el grotesco chillido de la brisa, me taladraba los oídos hasta el punto de hacerme perder la cabeza. Había vivido muchas noches como esa, demasiadas... cuando era joven solía salir yo también a pedir un par de deseos, luego deje de hacerlo, pero nunca antes había tenido esa extraña sensación de estar encerrada en una burbuja que me nublaba el alma. Era como si supiera que algo malo estaba por llegar, como si debiera impedir un fatídico acontecimiento o simplemente dejar que pasase. Me levanté nerviosa y me dirigí al cuarto de Alicia, quería asegurarme de que estaba bien, y ciertamente lo estaba, dormía como un ángel. Entonces me convencí a mí misma, de que esa sensación, no era otra cosa que la consecuencia del miedo que me daba perder algo importante y me eché a dormir, apenas me quedaban un par de horas de sueño antes de que sonara el despertador, desgraciadamente aquel impreciso día me tocaba turno de mañana. Y el despertador sonó antes de lo esperado, pero el temblor de mi cuerpo aún seguía conmigo... los pájaros no cantaron al salir el sol y un cielo nublado amenazaba con llover. Alicia ya estaba despierta, se le oía repetir una y otra vez la misma frase "La suerte es tan frágil como una pompa de jabón" decía con empeño, supuse que se trataba de uno de sus guiones y continúe preparándome para marchar. Desayunamos juntas, y entre tostada y tostada me pidió que le diera un abrazo, se le notaba nerviosa, creo que iba a ser un día especial para ella. Su serie había alcanzado gran éxito y su rostro era muy conocido, iban a renovar una temporada más y seguramente le lloverían nuevos papeles, puede que algunos incluso fuera de España. Recuerdo que mientras me tomaba el café aseguró varias veces que debía de alegrarme por ella, porque iba a ser el mejor día de su vida y e incluso me comentó que después de rodar se iría a cenar con Miguel y podría volver siendo una mujer comprometida. Yo sonreí al escucharla, aunque no pude evitar sentir miedo de quedarme sola, ella lo era todo para mí. A media mañana el sol regresó, pero unas oscuras nubes se lo llevaron y un trueno furioso cayó sobre un árbol. Mi móvil comenzó a vibrar, pero tuve que apagarlo al oír llegar al jefe. Y con la tarde caída ya, el tenebre horizonte congeló mi cuerpo y me absorbió una soledad infinita, un vacío absoluto y desconcertante... y en ese remoto instante, flotó en mi cabeza la imagen de mi mejor amiga, temblando dolorosamente sobre una plataforma de inseguridades. Salí corriendo, ahora era yo quién quería abrazarla, necesitaba sentir su piel sobre mi piel. Salí corriendo y empezó a llover mojando sin remedio mi ropa, debo reconocer que en ese instante pude llegar a sentirme un poco tonta, no era demasiado obsesiva, pero aquél día ya había amanecido bañado en lágrimas y algo me decía que mi suerte iba a cambiar. Frené mi paso al verla, estaba en frente del plató fumándose un cigarro y grité su nombre para llamar su atención, pero mi amiga no logro escucharme y se metió dentro. La tormenta había ocasionado un gran atasco y tardé un buen rato en conseguir cruzar la calle. Al entrar en el plató una mujer de unos 50 años, muy guapa y arreglada me confundió con Alicia, ella era Olivia Bloom, la directora de la serie. Mientras intentaba explicar nuestro inexistente parentesco, sonó un estruendo escalofriante seguido de la alarma de un coche y los gritos de la gente. Salimos corriendo a ver qué había sucedido y mis terribles presentimientos cobraron forma, Alicia acababa de caer desde una ventana y se hallaba inconsciente sobre el capote de un coche de color gris.
- !Alicia!-grité- Alicia...-con los ojos inundados en lágrimas, pero ella ya no pudo responder
Pronto se llenó de prensa y de cotillas el lugar, todos haciendo fotos y mirando a mi pobre amiga, ahora postrada sobre el suelo. Los médicos informaron de que seguía viva y tomé una bocanada de aire !es un milagro! -exclamaron después- y suspiré nerviosa, consumida por la angustia del momento. Salió entonces Miguel, el amor de su vida, la miró asustado y corrió hacia ella
- !Alicia!- gritó el también, pero ya nadie le hizo caso
Le miré a los ojos, una frágil mirada, inocente, llena de furia y tristeza, rompió en un amargo llanto. A su lado la sonrisa de Olivia le hacía frente, ella, más que aliviada, trataba el asunto como una chiquillada, hablaba con la prensa y reía. "Se pondrá bien, estoy segura" esas eran sus declaraciones, después cambiaba drásticamente de tema y se quedaba tan pancha "sí, la serie es un descubrimiento, gracias" se le escuchaba decir como si no hubiera ocurrido absolutamente nada. En la puerta un par de amigos, personajes de la serie y ayudantes de dirección, contemplaban la escena con gran horror. Entre ellos estaban Alba Peña, íntima amiga de Alicia, abrazada a Víctor Conde, su marido. Junto a la pareja, la joven Adriana totalmente descompuesta, y su hermana Daniela, que buscaba consuelo en una tableta de chocolate. 
- El mejor día de su vida...-recordé- se supone que ese iba a ser su mejor día...

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